Se sienta y abre el dietario que saca de su bolso. Y un boli. Mira. Escribe una palabra. Mira a otro sitio. Escribe otra palabra. La dibuja. Vuelve a mirar fuera del bus. Otra palabra toma cuerpo en el pautado espacio de un día de algún año ya pasado. Tú recuerdas que tu padre lo hacía. Las palabras siguen hollando el dietario de la chica que mira y escribe. Otra palabra. Otra mirada. Ahora a ti. Vuestros ojos se encuentran. No os decís nada. Os sabéis. Vista a la derecha. Palabra. Al frente. Otra. A ti. Poco a poco las dos hojas se van llenando. Escribe y mira. Arcángel pone banda a la peli que te haces con la chica del boli y los ojos. Otra palabra. Habrá escrito doscientas miradas.
Sensibilitat extrema.
ResponderEliminarM'encanten les teves cròniques del bus!!
gràcies, Anna, el transport públic és llarg, però ple de poesia...
EliminarUn ritme entretallat que evoca el de l'autobús, amb les seves parades i arrencades constants.
ResponderEliminarFugacitat, intensitat i poesia.
Quan sigui gran, m'agradaria escriure així...
Gràcies, Sic.
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