Carezca yo de ti
y al infortunio suceda la desgracia
y a la desgracia el cataclismo
y a tod ello asistitía
con el desinterés de un muerto
Estés conmigo tú
y por cada brizna de dicha
que pretendan arrebatarnos
avanzarían desde mi corazón
espléndidos ejércitos de odio
tú puedes ser la espalda atroz de mi destino
o mi patria de carne
( de Félix Grande, en Las rubáiyátas de Horacio Martín)
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