viernes, 29 de mayo de 2015

Sevilla...













Cada año, a finales de mayo, desde hace treinta y dos, recuerdo que yo tuve un palito encontrado en la orilla del Guadalquivir por quien me acompañó bajo el sol mientras lloré por mi hermano... Mi jefa en la oficina de investigaciones virtuales viajó el lunes a Sevilla y le pedí que repusiera aquel tesoro perdido con otro palito recogido al ladito del río. Un sobre marrón sencillo y su entrañable contenido me han devuelto esta tarde aquel pelo rubio y aquellos ojos verdes que ahora hace veinticinco años también se perdieron en una carretera... Un dulce recuerdo triste. Delicioso. Que nadie diga que no existe la resurrección. Mi prima-jefa puede con todo y me quiere.