sábado, 26 de diciembre de 2015

feliç 2016!


Hagamos lumbre.
Tengamos el valor de darnos un futuro.

Manuel Álvarez Torneiro, Los ángulos de la brasa.
Traducción de Teresa Seara. Visor, 2012

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Guardo ogni cosa...


«Guardo ogni cosa bella due volte.  Ho deciso così.  Una volta per me e una per te».

David Grossman, “Che tu sia per me il coltello”


Vía Iconos medievalesAnna Tomàs y Il mestiere di scrivere en Facebook

domingo, 25 de octubre de 2015

La calma (Chantal Maillard...)

LA CALMA

Abre la mano, la extiende y dice
calma. La mano y también
el brazo. El brazo antes,
o simultáneamente. No sabe qué
tira de qué, si la mano del brazo
o el brazo de la mano. El caso es
que dice calma. Están los dedos
un poco separados, palma vuelta
hacia arriba -¿arriba?- hacia
donde los ojos cuando el tronco está
erguido. Dice calma. No: lo dijo.
Dijo calma. Ahora, quiere. Quiere
bajar la mano. O el brazo. No sabe
qué es primero, si el brazo
o la mano. Contempla los dedos,
ligeramente separados, ligeramente
curvados. El meñique agitándose en
su pliegue como un apéndice
desprovisto de fibra. Levanta la
cabeza, mira hacia delante,
en dirección a la calma que dijo,
o la palabra calma,
en esa trayectoria. Espera.
Deja de esperar.
Vuelve al brazo. Quiere.
Quiere que baje el brazo. O la mano.
No sabe si el brazo o la mano.
Entonces, el silencio,
silbando en sus oídos.
Y la dureza del asiento,
y el calor intenso, y el temblor.
Piensa en levantar el cuello
-eso es fácil- y
poner los ojos paralelos
al suelo. Paralelos al brazo,
que sigue extendido, con
la mano en su extremo.
Los ojos, es decir, la trayectoria
de los ojos alcanza el fondo
-¿fondo?- un vano o superficie
ahuecada en lo oscuro. Donde
el sonido de la palabra. Sin
la palabra. Donde el sonido.
Allí, entonces, alguien extender.
Alguien -¿alguien?- otro alguien.
Extender. Porque extiende
complica. Extender la mano,
otra mano. También
el brazo. Otro brazo.
Decir calma.

(Del libro Hilos -2007-
en Chantal Maillard
En un principio era el hambre
Antología esencial 1990-2015
Fondo de Cultuta Económica, 2015
pp. 112-113)

domingo, 23 de agosto de 2015

EL SETZÈ ESMORZAR: TOT RECORDANT KALIDASA

Recordes Kalidasa, Cambrer? El gran poeta sànscrit
transformà un núvol en un missatger
i despatxà un aiguat líric
de part de l'amant a la seva estimada llunyana.

Una aflicció imminent de mena inconsolable
l'embolcallava amb el seu dolç dolor quan s'encarava,
el primer dia del mes d'Ashadha,
amb el primer indici del monsó.

El monsó és lluny    el monsó no es pot predir.
Aquí no en fan pas, de castells en l'aire,
només somien amb el proper monsó.
I, als seus ulls, el fat és la forma més avançada de tecnologia.
En marati, l'experiència d'un home es mesura
pels monsons que ha vist.
I això inclou tant les inundacions com les sequeres.
Cambrer, aquest matí em prendré un whisky per esmorzar.
Vull transformar l'angoixa eterna
en joia immediata.
Atès que en aquest lloc
tota criatura vivent és ben visible
en una llum diürna tan clara com la pobresa.

Kalidasa, el meu ancestre, fou al capdavall un poeta
que es delectà en la seva libido clàssica,
el seu cos alenava llenguatge com la flauta alena música,
mentre que jo estic condemnat a llegir,
quan em desperto, sobre l'últim bombardeig nord-americà al Vietnam
o sobre la mort lenta dels malnodrits prop de casa.

Porta'm un bistec cru amb el whiisky
perquè només el menjar i la beguda ens humanitzen
i, Estimat Macarró, aconsegueix-me una mossa rodanxona amb qui jeure,
perquè el sexe ens transfigura en àngels
i, Savi Company, aconsegueix-me alguna cosa de poesia per llegir,
perquè llegir poesia ens transfigura en el Senyor Mateix.

Vint esmorzars cap a la mort
Dilip Chitre
Traducció de Gemma Gorga
Jardins de Samarcanda, 2012
(pàgines 52-55)



NOTES A LA TRADUCCIÓ
Kalidasa. Considerat el més gran d'entre els poetes i dramaturgs de la literatura sànscrita, Kalidasa va viure a les darreries del segle IV i primeries del V de la nostra era. És autor de diversos poemes èpics, poesies líriques i d'un drama en set actes titulat Xakúntala, traduït a diverses llengües occidentals.

Transformà un núvol en un missatger. Al·lusió al poema Meghaduta ("El núvol missatger") de Kalidasa. Recrea la història d'un semidéu condemnat a l'exili que, per tal de comunicar-se amb la seva esposa llunyana, li demana a un núvol passatger que li dugui un missatge d'amor fins a l'Himàlaia.

Ashadha. Mes de l'astrologia hindú, quan el sol surt de Bessons i entra en Cranc (juny-juliol), que s'associa a l'inici dels monsons.

Marati. Llengua d'origen indoari, una de les més parlades a l'Índia. És la llengua oficial de l'estat de Maharashtra, amb Bombai com a capital, tot i que també es parla a diverses zones dels estats de Goa, Gujarat, Karnataka i Andhra Pradesh.


(La imatge pertany a una sèrie de postals comprades a Mirapeis (Mirepoix) - França, l'estiu de 2015)

martes, 4 de agosto de 2015

Jules Renard.- Pèl de pantoxa
Trad. al català de Antoni Clapés
Edicions Sidillà, 2015

Ayer fui a comer con mi madre.
Se lo debía a Anna, que no está muy segura ella de acertar siempre-siempre con los libros que regala. Siempre-siempre.
Mi madre no come las comidas que yo hago (ni siquiera las que le cuento que como), aunque disfruta con las que le hago preparar, siempre agradeciéndolas, como no, a quien las hace, no a quien las posibilita. Quien busque honores... ya hace tiempo que debería haber desistido.
Comimos ayer un arroz delicioso, con costillas y coliflor, y aprovechamos para rememorar (es un placer que nadie de mi familia evita), una vez más, los grandes hitos de mi "savoir faire" culinario (aquella vez que hice una tortilla de macarrones con tres huevos y un paquete de medio kilo de pasta para cuatro y aquella gloriosa ensalada de arroz para agasajar a todos los primos -unos veinte- con una -1- latita de atún).
Que yo sepa, mi madre no ha contado jamás nada de mí sintiéndose (o haciéndolo ver) orgullosa de mí. Nadie tampoco me lo ha referido. Hay gente que defrauda a sus madres y no se explica cómo. Lo que sí desarrolla esta gente es un profundo sentido de culpa, y de dolor, y de pena. Por eso, creo, se ríen tanto. Por eso, a veces, creo, son crueles. Por eso, generalmente, creo, hacen daño a terceros.
La señora Lepic ha tenido ya dos hijos, preciosos y encantadores, y el tercero le sale terriblemente naranja. Es un color odioso: radical para unos, cínico para otros... Preguntadle a Rita. Puede llegar a gustarte, pero es el color de los bigotes de las zorras. Preguntadle a quien críe gallinas.
Y seguramente, creo, ese es el terrible mérito del niño, de quien no llegamos a saber el nombre; esa es la causa, creo, de un odio y un maltrato que no se entienden ni siquiera cuando no hay más lazos que los que provoca la escolarización obligatoria y la distribución geográfica de alumnos por colegios en ciudades y barrios. Esa ruleta rusa del azar en las relaciones sociales que nos lleva a convivir con quienes no queremos en absoluto.
El detalle de las "atenciones" de la señora Lepic a su hijo hay que leerlo. No se puede contar.
Escrito hace más de cien años, representa límites de lo contable sólo alcanzados (y superados) en el "gran cuaderno" de la Kristoff,
El libro, como las recomendaciones de  Anna, se te queda pegado en las manos. No se puede dejar de leer. No te lo puedes creer. No das crédito. Paras, si acaso, para beber agua y facilitar el "trago".
Un libro, además, precioso, con su magnífica ilustración de portada hipnótica, y el tacto verjurado de su cubierta, y su tamaño delicioso, y sus doscientas páginas de suave papel crema.
De la primera lectura del libro me quedo con todo.
Recomiendo recomendarlo inmediatamente a alguien con quien se pueda ir comentando a medida que lo vaya leyendo (alguien de casa, pues, o a toque frecuente de teléfono: pareja, vecino, amante o deudo).
En una segunda lectura, boli en mano, destaco las conversaciones del niño con los adultos: la madre, el padrino, el padre (esta última es definitiva).
El álbum también es imprescindible.
Y la revolta.
Y el final.
Bueno, todo.
Anna siempre acierta.
A mí, y estoy convencido que mi madre también lo desea, me gustaría acertar tanto como Anna con ocasión de mis whatsApps reales y con mis twitts frustrados.
Godelleta, julio de 2015


(Parte de esta entrada aparece publicada en el blog dels orfes, mejorada, completada y traducida por elPac)

jueves, 18 de junio de 2015

La toalla que no voy a tirar está muy sudada…

Uno va a sitios grandes, y la fiebre del gentío le posee. Y suda y se pone rojo bajo el sol de un domingo en Valencia, a mitad de mayo. Habitualmente, la masa le pone nervioso, le enerva, le molesta profundamente. Pero el peso del oprobio le ha hecho buscar la esperanza como quien busca comida tras el hambre, como quien busca dignidad tras el mercado de empleo, como quien padece un cáncer y va a oncología.
Y la primavera le ha hecho soñar con el cambio.
Y ha ido a mítines y ha vitoreado y ha coreado eslóganes y ha vibrado sobre el asfalto con los recuentos de votos y ha creído ver que su opción tenía visos de realidad, que era posible recuperar el diálogo como herramienta política.
La bandera y el gorrito naranja. El diálogo abierto. La lucha por quienes no cuentan. La necesidad de justicia y dignidad. El olor de un pueblo. Su voz y su lengua.
Y su nombre entre las naciones. Su honor, tantas veces mancillado a la salida de la catedral. No sé qué piensa la gente que sea el Corpus. Cuando yo creía, era dios quien salía a la calle; era dios quien se hacía pan para que comiera toda la peña; era dios quien se asomaba a la calle porque hay quienes no entran nunca a su casa, tan de gente rica y "presentable" la han convertido sus habituales, tan poco acogedora.
Qué tiempos aquellos en que si te perseguían podías "acogerte a sagrado" en una iglesia y podías confiar en la justicia también aquí, en la tierra. Corpus era el día del amor fraterno.
Qué tiempos aquellos también en que caridad era partirse el manto con quien tuviera frío.
Qué tiempos aquellos en que el pago de hacer inhabitable la casa de dios era el ofrecimiento de una piedra de molino para el cuello y un mar ancho y limpio donde arrojarse tras escandalizar a las criaturas.
Uno se siente enorme cuando cree que su ser pequeño le coloca en posición de frenar a los grandes partidos, de evitar el atropello de las mayorías; cuando suma votos y cree que nadie podrá pasar ahora por encima del pueblo llano, la tan temida clase baja, esa que no nombra nadie cuando dicen que parece que va todo mejor y que hemos salido de la crisis… Esa clase que ha perdido su futuro y no puede dar de comer a su familia, aunque consiga un empleo de esos que presumen de crear todos los días y que se acaba en pocos días… Esa clase que no ha robado, no ha derrochado, no ha puesto el cazo…
Hemos hecho historia esta primavera del 2015 y también la están haciendo los que buscan el pasado de otros y olvidan el propio, los que no recuerdan todo el oprobio que han causado.
Pero nadie nos ha de quitar el orgullo de haber apartado el pasado y de haber abierto las puertas a la decencia. Y aunque duela un poco, no permitiremos que nos vuelvan a robar la sonrisa.



viernes, 29 de mayo de 2015

Sevilla...













Cada año, a finales de mayo, desde hace treinta y dos, recuerdo que yo tuve un palito encontrado en la orilla del Guadalquivir por quien me acompañó bajo el sol mientras lloré por mi hermano... Mi jefa en la oficina de investigaciones virtuales viajó el lunes a Sevilla y le pedí que repusiera aquel tesoro perdido con otro palito recogido al ladito del río. Un sobre marrón sencillo y su entrañable contenido me han devuelto esta tarde aquel pelo rubio y aquellos ojos verdes que ahora hace veinticinco años también se perdieron en una carretera... Un dulce recuerdo triste. Delicioso. Que nadie diga que no existe la resurrección. Mi prima-jefa puede con todo y me quiere.




martes, 31 de marzo de 2015

Perdona el ruido



No sé si entran los pies primero,
o tus pies podrían empujar

la lápida que te encierra o protege.
Tampoco sé, aunque sospecho lo primero,
si estás en línea o en paralelo

con la raya del mar, nuestro mediterráneo.
No te despiertes, te pienso, perdona el ruido,
y he levantado la cabeza
justo para ver los cipreses que te acompañan,
que señalan tu sitio, desde la carretera.

Es dulce y lento el vaivén de aguas saladas
que acompasa y acaricia tu recuerdo,
es suave y tranquila la balsa de tu memoria.
Son lágrimas, sí, pero acunan su propio consuelo,
porque echarte de menos es un poco recuperarte,
es tenerte cerca cuando quiero,
es alcanzarte y saludarte, y re-traerte y acompañarte.

No te despiertes. Perdona el ruido.
El tren sigue corriendo para llegar a Madrid
en menos de dos horas…
No te preocupes, siempre es el sol

quien te abre los ojos y calienta tus pies al tiempo,
y es el viento del mar quien roza tu oído más callado,
y el estruendo de las viñas reverdeciendo los sarmientos,
y el sonido de la fuente a la que ibas a por agua con tu padre,
y la música que oyes cuando nos repartes “caralelos” de piñones
y cuando cenas con nosotros tu verde ensalada de espinacas...

Recordarte siempre es volver a aquellos paseos,
antes o después del cine y de los libros,
por la Gran Vía o por Antic Regne,
o aquel del Parque del Oeste que nos abrió tantas puertas.
Hoy había eclipse y empezó la primavera.
No habrá alergia, ni migraña, este año.
No habrá rentas, ni comida en la playa.
Brilla una luna entrometida

después de estas fallas sin petardos 
y llueve despacito como cuando te trajimos.
No te despiertes. Perdona el ruido.

20/03/2015 – 17:30 (aprox.)

viernes, 27 de marzo de 2015

cinco poemas para Anna, la de las maravillas...

Me pide Anna cinco poemas y en el primero que pienso es el último de Alejandra Pizarnik...



Para el segundo día del reto de la gran Anna, la gran Gloria...



El tercer poema para Anna quiero que sea de Cristina, enorme...



El cuarto ha de ser de Chantal...



Y no hay quinto malo, perdón por la grosería, si es de Atencia...


(gracias, Anna, elegir cinco poemas ha sido un verdadero placer,
perdona que no haya seguido el reto: me ahogan las cadenas)

domingo, 8 de marzo de 2015

Canción de cuna

¿Es grande el mundo? -Es grande. Del tamaño del miedo.
¿Es largo el tiempo? -Es largo. Largo como el olvido.
¿Es profunda la mar? -Pregúntaselo al náufrago.

(El Tentador sonríe. Me acaricia el cabello

y me dice que duerma).
(pág. 96)

Rosario Castellanos
JUEGOS DE INTELIGENCIA
(Antología poética)
Renacimiento, 2011

martes, 24 de febrero de 2015

pensar en ella...


E buscará en la playa una piedra que la llame...
Su madre pondrá su foto en la mesa a mediodía
y un jarrón de flores junto a su plato...
P buscará y encontrará mejores ramas para ella
en cajas de cristal del botánico...
R encontrará ridículo enfadarse con su jefe
un día así y saldrá a comprar poesía...


Y los cuatro pedirán a las nubes que se acicalen un poco
para que hoy vuelva a brillar aquella risa tan limpia
porque hoy es su cumpleaños y es fiesta grande.

lunes, 9 de febrero de 2015

Nubes ajenas



No es Pablo, su sobrino, aunque su cara es tan parecida a la que recuerdo de él cuando tenía siete años, hace tantos. No defenderé esto delante de ningún juez, pero hay gente que sólo adquiere carta de naturaleza desde su libro de familia, tan grande es la fuerza de la “progenitura”.

No es ella, ni tampoco lo fue aquel día en septiembre. Nunca subió en esta línea de autobús mientras yo viajaba en él hacia el trabajo ni durante el regreso; pero a veces hay gente cuya carta de naturaleza es haber ocupado mucho, mucho espacio en el cosmos. El camino sí lo hicimos juntos algunas tardes, pero en coche, hacia los palacios del lecho seco del Turia, a por música.

El corazón salta hoy también, como en septiembre. Los ojos, pellizcados por una imagen más del cerebro que del aire, se abren mucho y regresan a su presa veloces. No es ella. Vuelve el río a su cauce. El caudal de mis ojos remonta hasta su valle cerrado y remoto entre las montañas. Desaguará el pantano otro día. No es ella hoy, tampoco.

La nube de datos, que conserva la conversación con su hermano el día de autos (mi hermana ha…), y la predisposición de gmail a incluir en los reenvíos su dirección de correo, CCO, antes que la de los vivos, transporta un poco más tarde alguno de sus gestos, aquellos tan suyos, su sonrisa siempre, su autismo a veces, su abrigo rojo de mercadillo, tan calentito… Fotos en la playa, contra el viento. Fotos en Venecia y en el Mar Muerto, contra el agua. Fotos en la Valldigna, contra las piedras. Fotos, en el álbum familiar, las de aquella biografía que creamos a golpe de voluntad y por querernos. Fotos, contra el olvido imposible.

Su recuerdo sí es ella. Su regreso, cada día, sin horas… Esas sorpresitas suyas que tanto amaba, como su última/primera tarjeta navideña, ¡felices navidad-fallas-pascua-verano-etc.!, estrellitas para todo el año que yo he reenviado copiando para el 2015.

Volví al tanatorio hace poco, casi siete meses después de su día. Saltó de mi llavero la cruz brasileña que me regaló, entre risas, para apretar los porros, hace veinticinco años. En aquel tiempo saltaban las cruces de su cuello en la ducha, como avisando de encuentros o disgustos. Y eran señales que iba ella recibiendo y que compartíamos en nuestra aventura de lidiar este mundo y los otros, en nuestro acercamiento al más acá y a las nubes, en nuestro aprehender la vida y asumir la muerte. Después, durante años, las páginas de algunos libros contaban capítulos exactos de su vida y la nuestra, nos avisaban y rememoraban momentos cruciales, nos ponían en contacto con esas otras dimensiones que no existen pero haylas. Cualquiera diría que ahora las señales me las envía ella a mí. Me cuesta mucho, o todo, creer en ellas, pero son poesía. Como besos.

Sus dedos de pianista siguen enredados entre las flores del almendro y sus ojos y su gesto entre las luces del tráfico. Pronto será su cumpleaños. Brillará un diamante, el nuestro, pequeñito, por encima de su pueblo, entre unos cipreses altos y ante Castilla, tan ancha, de camino a nuestro pueblo, que ya no es suyo ni es mío. 

No sé en qué parada se ha bajado “no-Pablo”. Bajo yo en la mía. A veces una cara te saca del autobús y la media hora del viaje se hace paseo por nubes ajenas.

(La foto es de ella, y los efectos de color, también.)