martes, 29 de noviembre de 2016

En casa en tierra extraña


En casa en tierra extraña; a menudo me han preguntado cómo llegué a esta idea aparentemente paradójica. Mi respuesta siempre ha sido que, al fin y al cabo, fue aquí, en Holanda, donde encontré mi trabajo; no cualquier trabajo, sino el mío, con niños y adultos, con supervivientes de la ocupación, la persecución y la deportación, con judíos y no judíos.
Hace poco leí en un breve ensayo de Emmanuel Lévinas una historia que parece corroborar mi formulación: cuando Abraham abandonó por orden divina su casa en Ur-Kasdim y emprendió su peregrinaje, plantó un árbol en el desierto, un terebinto. Según el Talmud, las tres consonantes primordiales de esta palabra, trb, corresponden a las iniciales de las palabras hebreas para denominar la bebida, la comida y la casa. Abraham estaba en casa en el desierto.


Hans Keilson - Ahí está mi casa
Traducción de Carles Andreu
Ed. Minúscula, 2013. Página 97

lunes, 24 de octubre de 2016

Postal de Vermont (Printed in Italy by Printaly)


Viene de USA (vaya!) pero habla (escrito en rojo) de los colores del otoño (hasta cuatro en el mismo árbol) que van desde del amarillo hasta el rojo intenso (seguro que pasa por nuestro naranja-que-no-calabaza, digo yo), y de aprovechar oportunidades, y de las ganas de aprender de mundos distintos, y de los cafés que nos tomaremos el año que viene...

martes, 27 de septiembre de 2016

una de prejuicios

Es esta una crónica de mis prejuicios y de libros y personal de la EMT.

Subiendo y bajando de autobuses, yendo de mi casa a mis asuntos,

y viceversa, voy a ratos observando el mundo desde mi caballo rojo.

Es raro, prejuzgo, ver leer páginas sin fútbol a un autobusero,

como raro es un taxista con radio y sin cope (haberlos haylos, no obstante)
en este pueblo mío del 'des-agüe' del Turia.

También es prejuicio, sostengo, que cuando se juntan varios de ellos su oficio

es la protesta del fútbol y los impuestos, aunque predomina, con harta frecuencia,
el requiebro de jovencitas o maduras hembras, ora con criterios filosóficos
de profesor universitario de estética, ora de biología aplicada.

Difícil ha de ser, juzgo de nuevo, parece oficio de machos de etnológico,

conducir las moles articuladas de este constante universo circular mío:
por su tamaño, la peña que subimos o los jefes (todo con eñe, sí, no yerro).

Mi universo tiene paradas largas, tres o cuatro, de regulación del tráfico,

y éstas justifican, infiero, los arriba expuestos pasatiempos de conductor...

El de hoy, de barba nueva y gafas de sol y tatuaje, venía con un libro.


De los del tipo de tapa dura negra y sobrecubierta ilustrada guardada en casa,

porque no es cómodo cargar con ella, porque que se arruga y estorba.

Iba armado, además, con un lápiz también negro con el que subrayar,

y el encuentro de libro y macho  ha sido serio y concienzudo y pausado y gozoso,
prejuzgo de nuevo, por la concentración y escasa atención al pasaje del segundo.

Los cuatro o cinco minutos que ha durado la parada en el cruce hacia el puerto,

con el sol de mediodía cayendo fuera sobre el aire acondicionado dentro,
han proporcionado una tórrida escena de intimidad absoluta y cópula explícita
entre el tráfago de coches y usuarios y ciclista y clientes del bar de al lado.

No sé qué libro era ni reconoceré más tarde al tatuado lector con gafas de sol,

mas tendré, ya la sufro, envidia del lápiz que, negro y afilado sobre el volante,
ha dejado lineal constancia y huellas del encuentro de ojos y palabras.

Ha sonado el timbre del control de tráfico, avisando e interrumpiendo,

y con la naturalidad de la costumbre nuestro héroe ha reemprendido el viaje.

Da gusto presenciar estas pequeñas victorias entre semáforos.


(foto tomada en la catedral de Oviedo en agosto de 2016)

jueves, 1 de septiembre de 2016

Bonjour tristesse

TRISTEZA

A minha tristeza
não é a do lavrador sem terra.

A minha tristeza
é a do astrónomo cego.

Mia Couto, Tradutor de chuvas. Caminho, 2011. Página 39


Hay una amiga que dice que sabe por qué estoy triste,
que me había ilusionado y se me ha roto mi juguete, 
que poner la esperanza en el mundo siempre defrauda...

Olvida ella que mi esperanza 
no está en personas sino en el cambio,
en que por fin venga el respeto, 
en que a los pobres les llegue su hora,
en que se acabe el cinismo de los fuertes, 
en que venga el Reino, que dice ella,
y el león coma junto a la oveja 
y las víboras no se coman las ranas de mi charco... 

Sí es cierto que pensé que iba a amanecer para los últimos,
que puse mi ilusión en unos votos
(aunque no fue en los parecidos al mío sino en los de todos),
que pensé que todos juntos íbamos a empezar el camino
para avanzar construyendo desde el diálogo,
para desanudar las gargantas de los ahogados,
para consolar a los afligidos...

Estoy triste porque parece que pobres vamos a tener siempre,
porque saca tajada quien estupra, prevarica y roba,
porque el sol sigue luciendo sobre cualquiera
 aunque le dé mucha vergüenza,
porque el hambre sigue siendo el Reino para los pobres
y el cinismo sigue siendo el idioma de los fuertes.


sábado, 27 de agosto de 2016

No me entregues


En el silencio que le devuelve la poesía, por primera vez Alejandra teme a la noche. Hasta ahora había sido su último refugio, el momento de paz, la hora en la que todo se salva después de pasear por el barranco. No me entregues, / tristísima medianoche, / al impuro mediodía blanco. Todo lo bueno que le había pasado en la vida se había producido en la noche. Su biografía se estructura, de hecho, sobre un índice prolongado de noches. Los grandes recuerdos, las grandes verdades, los momentos brillantes, la carrera apresurada y frágil de la felicidad ocurrieron mientras el mundo dormía. No hay una noche, sino muchas. Hay las noches del whisky y las noches del vino, incluso las noches del té y el agua mineral. Hay las noches de París y hay las noches de Buenos Aires. Hay las noches de los años cincuenta y hay las noches de los sesenta. Hay las noches en casa y hay las noches en los bares. Hay las noches de la cordura y las noches del delirio. En todas, la poesía atraviesa por el medio, como el aullido de un  lobo.

(Juan Tallón.- Fin de poema. Alrevés, 2015. Pág. 141)

sábado, 25 de junio de 2016

la segona revetlla, sense ella



T'evoco sota un vent que refulgeix amb cants pindàrics,
i les teves paraules són espases afinades.
No haurien de ser tan alades dalt d'aquesta serra clara,
perquè quan parles, fereixes la pell, em surt la sang brillant,
m'escolo poc a poc.
                               Atura, doncs, el teu discurs,
deixa estar aquests tentacles de foc viu,
mira aquest paisatge del vessant blavós i recollit
i vine'm a veure aviat.

Tinc la mateixa set i fam de Tàntal.


(d'Esbossos. Poemes i proses poètiques (obra inèdita)
en Obra poètica completa, Eudald Puig, 
Curbet Edicions, 2015, pàgina 398)

domingo, 17 de abril de 2016

AMB MOLT SILENCI

Tant de bo ningú patís.
Tant de bo patíssim més.
Tant de bo del patiment
en féssim fills i els beséssim
quan és fosc i tot fa por.
Tant de bo fóssim un Pròsper,
cerquéssim rou de matinada
i alliberéssim l'Esperit.
És igual que sigui roure o sigui pi,
tot ens fa mal si estem tancats,
empresonats, a dins un cor
que se'n va lluny i sempre enfora.
Perquè el camí d'anar cap a dins
i anar-hi a ple i anar-hi a fons
i tocar mare i dir l'enigma
amb molt silenci, ple de mots,
ple de molsa i ple de polls,
aquest camí i el seu origen
i els mils destins de mil colors
de tots els sons de cada gust,
no el sabem ni l'intuïm.
Tant de bo no ens estiméssim.
Tant de bo fos de vritat.
Tant de bo fos molt difícil
i tot ho féssim per amor.
Perquè no ho fem.
No tenim, no, cap idea
d'estar prenyats o enamorats.
No sabem ni el més senzill
que és despullar-nos,
obrir la porta, tirar-nos fang,
menjar una rel i ser matèria
encenent foc davall un tro.
Tant de bo tot fos mentida.
Tant de bo fos un engany
i enganyadors de la tempesta
ho fóssim tots.
Prô no ens sabem i ens ho anem fent,
ens migpartim i entotsolem,
ens marfonem a dins un plor,
ens toquem tots dins el paper
i ens fem la barca i naveguem
i naveguem...
Tant de bo tot fos un joc d'escac i mat.
O fóssim pedra i paper i tisora
i ens mengéssim uns als altres
i bon profit que això és d'amor
i grata els cels i duu a la cova
on no fa sol prô cada traç
és més real que dir-ho etern,
que fer-ho gran, fer-ho infinit,
perquè és l'antic, perquè és el verd,
perquè és de sang i ens ve per dins.
Prô no ens sabem i naveguem,
i naveguem i naveguem...


Blanca Llum Vidal.- La cabra que hi havia
Il·lustracions de Clara Niubó
Edicions Documenta Balear, 2008

lunes, 11 de abril de 2016

Desterrament

La meva amiga ha partit aquesta alba;
de lluny, m'arriba el seu perfum
per entre camps de gira-sols.

Ella ha estat un salvatge diamant,
enmig d'un poble fantasmal;
és com un parc de gessamins.

Plàcida nit assossegada,
que passo ert com un monjo visionari,
les mans plegades.

Quan recordo les seves passes de lliri,
aquelles nits tan clares,
els rats-penats em roseguen el cor.

M'embriago amb vi pur i kif.
Oh, aquells temps que ja són lloses!

de Parc de Gessamins (1987), Eudald Puig
(Obra poètica completa, Curbet Edicions, 2014)


domingo, 13 de marzo de 2016

L'Adormida

Adormida... jo sóc l'adormida
i se m'enduen
Qui se m'enduu?
Adormida... jo sóc l'adormida
I el meu cos s'enduen.
Jo sóc la desvelada
Jo sóc l'exclosa
Jo sóc aquella a qui han imposat la prohibició
Jo sóc aquella a qui han humiliat
Jo sóc aquella a qui han engabiat
Jo sóc aquella a qui han intentat doblegar posant-me
les mans sobre el cap per enfonsar-me
fins el nivell del mal amb cara de simi
Jo, entre els marbres de la desgràcia, somric
Jo, entre les roques del silenci velat de blanc, somric
Jo sóc aquella a qui han volgut sufocar i empènyer
fins al bell mig del foc
A qui han cregut marcar, deixant sobre las seua pell
cicatrius obertes de bat a bat
Jo sóc aquella a qui pretenien donar en esposa
a l'aurora del món
Adormida... jo era l'adormida
I se m'enduien, però qui?
Jo sóc l'exclosa
Jo sóc aquella a qui donen com a esposa a l'aurora
del món, portadora d'aigua, portadora dins de forats
de fumejants vapors.
Portadora... vull l'aigua. És aigua que bull
Portadora d'aigua
Han volgut que m'enfonsara,
Han intentat llançar-me cap per avall
dins la crosta negrenca del mal
amb cara de simi
Jo sóc la portadora d'aigua
Jo sóc l'exclosa
Jo dorm

Poesia africana d'autor desconegut, recollida i adaptada per Dacia Maraini.
Al llibre Passos lleugers. Testimonis de dones encara presoneres de la discriminació històrica i familiar. 
Traducció al català: Iban Leon Llop
Edicions 96, 2009

Forma part d'un espectacle-debat de Crit - Companyia de Teatre, Edicions 96 y Amnistía Internacional.

sábado, 27 de febrero de 2016

verde, negro y blanco...


Me dice mi niña verde
que ya se acaba. Febrero.
Y me manda  guiños
de ¡buenos días!
y ¡alégrate, vivo!

Tras una semana de marrón
llegamos en ésta a tres negros:
- al negro del cielo de plomo de Neus (+),
- al negro del esmoquin de la Scala con Jonas (+),
- al negro de Joan Guerrero y David Airob (+).

Y los tres aplaudo con nudo en la garganta.

Y los tres vienen con blanco:
- en las rayas del uniforme del campo,
- en la pajarita que al caer enaltece el olvido,
- en el cielo al que hay que ayudar a mostrar el detalle...

Vendrán luego más whatsapps.
Y atender la lavadora. 
Y las reparaciones.

Es sábado y el cielo está gris.

domingo, 7 de febrero de 2016

niños


Estos días venía uno leyendo, cuando ha podido, en los trayectos de este universo 89-90 mío, un libro duro recomendado por una librera tierna y dura (Núria, una de "les dues llibreteres" de Llibreria 3i4): Els desposseïts, de Szilárd Borbély (enlace aquí).

Y tras días de goteo constante del malvivir de uno de once años, ha aparecido en la prensa la noticia de los 10.000 niños que no aparecen por ningún lado. Y parece que ver 10.000 veces a Aylan en la playa ha causado el efecto pretendido: desarmar y adormecer las conciencias ante un dolor tan repetido.
Madurar este golpe me ha costado. Digerirlo no creo que pueda.

Ante la corrupción en mi tierra (mía no, la que ocupo) alguien dice que todos son iguales. Me tiro al cuello: Todos no, la gente que “desaparece” a tantos no es como los demás: hay gente “mala” y gente que no lo es. Insiste ese alguien: Si es tu hijo quien necesita un órgano los principios morales se ponen en suspenso. De estos “álguienes” hablo cuando digo que hay gente “mala”. Seres que no dudan ante el propio beneficio, ante el propio supremo derecho a ser más que cualquier otro.

Llego a casa, y dos de los otros, sé que no son "álguienes", han escrito en Facebook dos “poemas”, Kike (enlace aquí) y Anna (enlace aquí). Los copio:

Kike Parra Veïnat (1 de febrero a las 11:40)

FOTOMATÓN EUROPA
Una fotografía de mi hijo. Una fotografía de mi hijo.
Una fotografía de mi hijo. Una fotografía de mi hijo.
Una fotografía de mi hijo... Así, hasta 10.000.


Anna Tomàs Mayolas (1 de febrero a las 23:17)
Avui somniaré
deu mil crits muts
de criatura espantada,
per cada crit
deu mil crits cecs
de vella vergonya
continental...
I demà al matí
quan prepari
els esmorzars
dels nens,
els meus,
moriré una mica
de vergonya,
meva.


No puedo añadir nada de momento.

Sigo viendo niños en mi universo de transporte público acompañados hasta el cole, con sus mochilas y sus juegos, con sus padres o sus abuelos, algunos con “mucama”. Aquí sigue la vida. Hemos de seguirla. Pero todavía oigo el grito de una madre con la esperanza rota. Una generación entera de madres desposeídas. Una tierra abandonada a su (mala) suerte. Un futuro descabezado. 

Y vuelvo a llegar a casa y pretendo acabar el libro antes de ir a dormir. Y lo consigo. Y transcribo las citas del libro que he señalado con post-its para guardar y compartir. Compartiré, me digo, en el blog de libros (enlace aquí) (qué casualidad, se llama “els orfes”, ya sabéis) esta novela desgarrada que habla de niños perdidos porque son diferentes.

Pero ya Núria (enlace aquí) ha hecho lo mismo con otro libro (enlace aquí).

También quien lee presencia estos crímenes y los digiere como puede. Y se sobrepone o no.
Los libros, como todo, vengo pensando, nos gustan si sintonizan con nuestros esquemas (lo que nos gusta, lo que reconocemos, lo que damos por sentado, lo que nos hace daño...). 

Hemos reconocido verdad en libros que hablan de niños desde siempre:

  • El gran cuaderno, de Agota Kristoff, (la misma, por cierto de “La analfabeta”) nos abofeteó con ganas con la historia de los hijos de la guerra.
  • Pèl de panotxa nos impresionó por la revolución que supone una madre que no quiere a su hijo.
  • Etc.

Y la reconocemos como verdad porque hemos vivido programas de “infancia desfavorecida”, porque hemos intentado reparar alguna de las heridas que causa en muchos la “cordura” de otros, la sociedad del “bienestar” de los ricos, la educación “trilingüe” de los partidos mayoritarios que olvidan que las minorías pagan sus excesos... Sabemos también de países que dicen que se irán de la Europa del dinero que no nos creemos por injusta, aduciendo problemas con los que llegan y no se “integran”, cuando son tantas las razones de peso por las que nos iríamos nosotros primero.

No son refugio los libros. Hacen daño como la vida. Como lo hacen los “malos”. Como lo hacen los “buenos”.

En este universo mañanero a menudo vienen niños. Nos alegran o nos molestan. A veces, ni los veo, sumergido en un libro o en mis asuntos. Estos días, llevo 10.001.

domingo, 31 de enero de 2016

dia de l'arbre, 2016


Un arbre reposa entre els meus dits,
es deixa agafar
amb els tres dits d'escriure
i aforesta qualsevol part meva
que li sàpiga pertànyer.

Jo tenia l'arbre per la mà.
Amb vista a l'obra que indueix
l'arbre a transferir la seva llenya
als meus signes,
jo tenia l'arbre per la mà
amb tot el braç
com una branca desconeguda d'ell,
mentre ell s'enramassava sol,
lluny de la meva vigilància,
però amb una ufana meva de mà
i amb totes les fulles acabades
en petits rectangles d'obra.

(Perejaume, Pagèsiques
Edicions 62, 2011
pàg. 174)

lunes, 11 de enero de 2016

Ocho de enero: vuelta al cole.


Hoy no es un día cualquiera más: va con él. Con una o un compañero de aspecto suave y de pelo ensortijado que parece un conejito, por sus grandes orejas. Pero puede ser un osito. O tal vez sea una ovejita: en uno de los giros, los ojos del "amigo" parecen estar adornados con unas larguísimas y seductoras pestañas. Da igual, lo importante son los ojos de ella: admiración, entrega, adoración... amor. Podría asegurar que esos ojos reflejan la alegría de un encuentro largamente esperado o un alumbramiento tras el largo embarazo. En este momento no existe el tráfico, ni hay personas de pie o caminando por la calle; tampoco hay una parada de autobús ni gente yendo al trabajo, al médico ni a otras obligaciones. La niña de ojos enamorados es un lago clarísimo que refleja las nubes mientras adora la lluvia que lo ensancha, una criatura dulcísima disfrutando del calor del abrazo a lo que más desea. 
Contemplo el milagro de un momento de intimidad pura desde mi autobús abarrotado por la vuelta de las vacaciones.
Es el suyo un amor maduro de al menos tres días. El flechazo del día seis, bien temprano -el encuentro bajo el árbol ha sido mágico-. El día siete lo pasaron dolorosamente separados, todo el día en el cole queriendo volver a casa. Pero hoy ya es ocho de enero y papá les ha dejado por fin venir en estrecho abrazo a esperar el autobús juntos, aunque luego se llevará el tesoro de regreso a casa -los maestros no entienden de amores como el suyo-. Y el orgullo que hay tras sus ojos, su satisfacción, su confianza y el calorcito que siente en el corazón, hacen de la suya la sonrisa más hermosa de toda la avenida.
Llega otra niña, también con un padre detrás. Sólo lleva su mochila en la espalda, nada entre brazos. No se acerca demasiado. Sus ojos han reconocido y respetado la ternura que contemplan. Con seriedad y un poco de vergüenza. Es consciente de no tener derecho a interrumpir la pasión que ocupa casi toda la acera en una sola baldosa.
Se acerca despacio, con la cabeza gacha y la mirada esquiva.
Los padres de ambas animan el acercamiento que los pies de la recién llegada hacen muy lento.
La niña cuya mochila carga su padre reconoce a la amiga de todos los días y le muestra el tesoro que hace brillar sus ojos con un leve giro de sus brazos, para que disfrute de la visión de las deliciosas pestañas, de las enormes pupilas que son dos universos en los que está flotando ella esta mañana, del amor hecho de algodón rizado y luz y océanos y espacio…
La ternura y la emoción se adueñan de la cara de la niña con mochila y padre detrás.
Dos sonrisas ahora en la acera. Y la mía en el autobús.
Mi universo continúa con su rutina antes de contemplar el desenlace.